Los desposeídos -la "gran bestia" del mundo- pueden provocar trastornos
y deben ser controlados en aras de lo que en la jerga técnica se denomina
"estabilidad", lo que significa subordinación a los dictámenes de los
amos. (Noam Chomsky)




“…Entonces el segundo payaso grande, que era sin lugar a dudas el más cómico, se acercó a la baranda que limitaba la pista, y Carlos lo vio junto a él, tan cerca que pudo distinguir la boca cansada del hombre bajo la risa pintada y fija del payaso. Por un instante el pobre diablo vio aquella carita
asombrada y le sonrió, de modo imperceptible, con sus labios verdaderos. Pero los otros tres habían concluido y el payaso más cómico se unió a los demás en los porrazos y saltos finales, y todos aplaudieron, aun la madre de Carlos…”
(Fragmento de “Esa Boca”, 1955. Mario Benedetti.)


lunes, 31 de diciembre de 2007


jueves, 27 de diciembre de 2007

En EEUU, uno de cada 31 ciudadanos vive bajo supervisión judicial, la tasa más elevada del mundo.


por Jean Guy Allard


Más de siete millones de ciudadanos adultos se encuentran encarcelados o mantenidos bajo regímenes de libertad controlada por el sistema carcelario, en Estados Unidos, un record de todos los tiempos para esta nación e, incluso, para el planeta entero. De acuerdo con los números publicados esta semana por el Departamento de Justicia, uno de cada 31 adultos está bajo la supervisión de las autoridades judiciales, entre los cuales un número sin precedentes de 905000 afroestadounidenses.

Al final de 2006, 2 385 213 ciudadanos del país que tanto pretende ser referencia en materia de derechos humanos, estaban presos en la inmensa red de cárceles federales y estatales de Estados Unidos.

Los datos que confirman todas las proyecciones, reflejan profundas desigualdades raciales en el sistema carcelario de la nación donde los índices de encarcelamiento de personas negras son proporcionalmente de diez veces superiores al índice de personas blancas.

En cuanto a las personas denominadas “latinas” la tasa de encarcelamiento es de casi del triple de los “blancos".

A pesar de constituir una minoría en la población, los afroamericanos representan la parte más grande de la totalidad de los presos con 38% mientras los blancos siguen con 34% y los latinos con 21%.

Según los estimados oficiales de la población de Estados Unidos, los hispanos son el grupo minoritario más numeroso, ligeramente por encima de los negros o afroamericanos: 44 252 278 hispanos (14,78% de la población total) versus 40 240 894 afroamericanos (13,44%).

Sin embargo, 3 042 de cada 100 000 hombres negros; 1,261 de cada 100,000 hombres hispanos y 487 de cada 100 000 hombres blancos están detrás de los barrotes.

Las estadísticas del Departamento de Justicia, como varias estadísticas oficiales en Estados Unidos, dividen los ciudadanos en grupos raciales. La población carcelaria está repartida, a fines estadísticas, entre blancos, negros o afroamericanos y latinos. De manera algo inusitada, los blancos incluyen a los autóctonos o amerindios, los indígenas de Alaska, los asiáticos, los hawaianos o otros isleños del Pacífico, así como las personas identificadas con dos razas o más pero NO a los hispanos. Sin embargo, un individuo rubio de ojos azules de habla española NO es un blanco sino un ‘latino’. Los denominados negros NO incluyen a los negros de habla hispana que SÍ se suman al grupo ‘latino’.

Las mujeres de raza negra representan el 28% de todas las mujeres encarceladas. La población de mujeres presas no deja de aumentar y alcanza hoy 112,498 personas.

En el curso de este quinto año de régimen Bush, la población de las prisiones aumentó más rápidamente que nunca con una tasa de 2.8%.

La Florida está entre los diez Estados con una población carcelaria más importante al lado de Texas, California, New York, Michigan, Ohio, Illinois, Georgia, Pennsylvania y Louisiana.

En la nación donde todo es negocio, más de 113 000 presos estaban detenidos en 2006 en prisiones manejadas por empresas privadas, un aumento marcado de 5.4% sobre el año anterior.

En cuanto al nivel de ‘confort’ en medio penitenciario, las instituciones federales funcionan al 37% por encima de su capacidad.

Por otro lado, cerca de 30 000 detenidos extranjeros se encuentren bajo la jurisdicción de las autoridades migratorias, un aumento dramático de 41% del 2006 versus el 2005. El Estado de Nuevo México detiene el doble de personas mientras Texas registra un aumento del 76% de inmigrantes ilegales oriundos en su mayoría de México, El Salvador, Guatemala y Honduras.

Estas estadísticas no incluyen a los ciudadanos sometidos a sanciones locales o regionales ni a los ex presos sometidos a sanciones de por vida, notablemente en cuanto al derecho a votar.

Según los especialistas, la tasa de encarcelamiento de Estados Unidos es la más elevada en el mundo tanto en población carcelaria total cómo en tasa de encarcelamiento por cápita.




miércoles, 26 de diciembre de 2007

Alerta roja zapatista


por Naomi Klein

San Cristóbal de las Casas. Los nacimientos navideños abundan en esta ciudad colonial en los Altos de Chiapas. Pero el que recibe a los visitantes en la entrada al centro cultural TierrAdentro tiene su propio guiño local: las figuritas en burros usan pasamontañas y portan armas de madera.

Es la temporada alta del “zapaturismo”, la industria de viajeros internacionales que surgió en torno al levantamiento zapatista, y TierrAdentro es la zona cero. Los carteles, la joyería y los telares hechos por los zapatistas se venden rápido. En el restaurante, en el patio, donde a las diez de la noche el ambiente es festivo, los estudiantes universitarios toman cerveza Sol. Un joven muestra una fotografía del subcomandante Marcos, como siempre en pasamontañas y con pipa, y la besa. Sus amigos toman una foto más de este tan documentado movimiento.

Me conducen en medio de quienes festejan, hacia un cuarto en la parte trasera del centro, cerrado al público. Aquí, el sombrío ambiente parece a un mundo de distancia. Ernesto Ledesma Arronte, un investigador de 40 años, con cola de caballo, está encogido sobre unos mapas militares e informes de incidentes de derechos humanos. “¿Entendiste lo que dijo Marcos?”, me pregunta. “Fue muy fuerte. No ha dicho nada parecido en muchos años”.

Arronte se refiere a un discurso que dio Marcos la noche anterior (16 de diciembre) durante el Primer Coloquio Internacional Planeta Tierra: Movimientos Antisistémicos. El discurso se titulaba “Sentir el rojo. El calendario y la geografía de la guerra”. Como se trataba de Marcos, era poético y ligeramente elíptico. Pero para los oídos de Arronte era una alerta roja. “Quienes hemos hecho la guerra sabemos reconocer los caminos por los que se prepara y acerca”, dijo Marcos. “Las señales de guerra en el horizonte son claras. La guerra, como el miedo, también tiene olor. Y ahora se empieza ya a respirar su fétido olor en nuestras tierras”.

La valoración de Marcos apoya lo que Arronte y sus colegas investigadores del Centro de Análisis Político e Investigaciones Sociales y Económicas (CAPISE) han estado rastreando con sus mapas y gráficas. Ha habido un marcado incremento en la actividad de las 56 bases militares permanentes que el Estado mexicano tiene en territorio indígena en Chiapas. Están modernizando las armas y el equipo, nuevos batallones están entrando, incluso fuerzas especiales. Todos estos son los signos de la escalada militar.

Los zapatistas se volvieron un símbolo global para un nuevo modelo de resistencia, por tanto, era posible olvidar que la guerra en Chiapas nunca había terminado. Marcos, a pesar de su identidad clandestina, desafiante, ha desempeñado un papel abierto en la política mexicana, sobre todo durante las reñidas elecciones presidenciales de 2006. En vez de respaldar al candidato de centro-izquierda, Andrés Manuel López Obrador, fue punta de lanza de la paralela “otra campaña”, y llevó a cabo concentraciones donde la atención se centraba en asuntos ignorados por los candidatos principales.

En este periodo, el papel de Marcos como dirigente militar del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) pareció desvanecerse. Era el Delegado Zero, el anticandidato. Anoche, Marcos anunció que la conferencia sería su última aparición en actividades de este tipo (encuentros, mesas redondas, entrevistas). El EZLN “es un ejército, muy otro por cierto, pero es un ejército”, le recordó al público, y él es el “jefe militar”.

Ese ejército enfrenta una nueva y grave amenaza, una que llega al corazón de la lucha zapatista. Durante el levantamiento de 1994, el EZLN tomó grandes extensiones de tierra y los colectivizó, su victoria más tangible. En los Acuerdos de San Andrés, el derecho de los pueblos indígenas al territorio fue reconocido, pero el gobierno mexicano se ha rehusado a cumplir con esos acuerdos. Tras fracasar en consagrar estos derechos, los zapatistas decidieron transformarlos en hechos. Formaron sus propias estructuras gubernamentales, llamadas juntas de buen gobierno, y redoblaron los esfuerzos de construcción de escuelas y clínicas autónomas. Conforme los zapatistas expanden su papel como el gobierno de facto en grandes extensiones de Chiapas, la determinación de los gobiernos federal y estatal para socavarlos se intensifica.

“Ahora”, dice Arronte, “tienen su método”. El método es usar el profundo deseo de los campesinos de Chiapas de tener tierras contra el deseo de los zapatistas. La organización de Arronte documentó que en sólo una región el gobierno ha gastado cerca de 16 millones de dólares en expropiar tierras y dárselas a muchas familias vinculadas al notoriamente corrupto Partido Revolucionario Institucional. Seguido, la tierra ya está ocupada por familias zapatistas. Más ominoso es el hecho de que muchos de los nuevos “dueños” están vinculados a grupos paramilitares, que tratan de sacar a los zapatistas de las tierras que tienen nuevos títulos de propiedad. A partir de septiembre, ha habido una marcada escalada de la violencia: disparos lanzados al aire, brutales golpizas, familias zapatistas que reportan amenazas de muerte, de violaciones y de descuartizamientos. Pronto, los soldados en sus barracones podrían tener la excusa que necesitan para descender: restaurar la “paz” entre los grupos indígenas que disputan entre sí. Durante meses, los zapatistas han resistido la violencia y han tratado de dar a conocer estas provocaciones. Pero debido a que eligieron no alinearse con López Obrador en las elecciones de 2006, el movimiento adquirió poderosos enemigos. Y ahora, dice Marcos, sus llamados de auxilio se topan con un ensordecedor silencio.

Hace una década, el 22 de diciembre de 1997, tuvo lugar la masacre de Acteal. Como parte de la campaña antizapatista, un grupo de paramilitares abrió fuego dentro de una pequeña iglesia en el poblado de Acteal, matando a 45 indígenas, 16 de ellos niños y adolescentes. Algunos de los cuerpos fueron macheteados. La policía estatal escuchó los disparos y no hizo nada. Durante los pasados casi tres meses, La Jornada ha destacado, con una amplia cobertura, el trágico décimo aniversario de la masacre.

En Chiapas, sin embargo, mucha gente señala que las condiciones actuales se sienten terriblemente familiares: los paramilitares, las crecientes tensiones, las misteriosas actividades de los soldados, el renovado aislamiento del resto del país. Y tienen una súplica para aquellos que los apoyaron en el pasado: no sólo miren hacia atrás, miren hacia adelante y eviten otra masacre de Acteal.


Copyright 2007 Naomi Klein.http://www.naomiklein.org/.
Una versión de este texto fue publicado en The Nation (http://www.thenation.com/).
Traducción: Tania Molina Ramírez

Carta abierta a Inti Illimani y Antu Kai Mawen


El pasado domingo 16 se realizó el “Concierto Internacional Contra el Aborto” convocado por la fundación “Mirada Más Humana”. En este concierto financiado por la ultra derecha conservadora participaron músicos generalmente identificados con la izquierda como Inti Illimani (de los hermanos Coulon ) y Antu Kai Mawen (ex Sol y Lluvia).


¿Estuvo bueno el concierto ayer?, seguramente las chicas de los colegios de Vitacura son un público excelente. ¿Se sabían las letras de las canciones?, ¿Cantaban "por Pudahueeeeeel y la Bandera"…."Simón Bolivar, Simón"…."Adiós carnaval, adiós general? Quizás no, quizás la juventud que fue al concierto no se supiera las canciones. No es su culpa, es probable que crecieran oyendo otra música y que no supieran quienes eran ustedes, ni mucho menos cual era su historia.

Ustedes caminan o caminaban por una vereda distinta a esa juventud. Ustedes están o estaban en la izquierda. Ahora luchan por "la vida" entendida como la criminalización del aborto. ¿Creen realmente que castigar el aborto ha servido para disminuir su incidencia, en un país -Chile-, donde se realizan 438 interrupciones al embarazo al día, aún cuando las mujeres pueden ir a la cárcel y muchas veces ponen en peligro sus vidas y su salud por hacerlo de manera clandestina? ¿Saben además, que la tasa de abortos en Chile, donde está penalizado, llega a 50 por 1000 mujeres en edad fértil, mientras que en Holanda, donde es absolutamente legal llega a 6.5 por 1000 mujeres?

Ninguna persona está a favor del aborto. Nadie cree que sea la mejor solución, pero nosotras sabemos que a veces es la única.

"Lo que está muy claro es que las restricciones más severas y el estricto cumplimiento de las leyes contra el aborto, incluida la pena de prisión no son eficientes de modo alguno para reducir la cantidad de intervenciones". Así se afirma en El drama del aborto (LOM-2007), libro de los médicos chilenos Aníbal Faúndes y José Barzelatto. El primero de ellos trabajó en el Hospital Barros Luco, en el programa gratuito de interrupción de embarazos para mujeres pobres que realizó cerca de 2000 mil abortos entre marzo y septiembre de 1973.Sí, durante el gobierno de Salvador Allende.

El golpe de estado terminó con la iniciativa y el dictador Augusto Pinochet se encargó de derogar el aborto terapéutico que fue totalmente legal en Chile entre 1931 y 1990. Hoy, aún cuando la vida de la mujer corra peligro debe llevar su embarazo a término. Los gestores del concierto "por la vida" que ustedes avalaron, no sólo se oponen a despenalizar el aborto, también a la píldora del día después, que saben NO es abortiva. También aspiran a que miles de mujeres chilenas se saquen los dispositivos intrauterinos porque apoyan una demanda ante el Tribunal Constitucional para que éste prohíba su uso en el sistema público de salud.

Las "niñas bien" que asistieron al "recital por la vida" pueden acceder a un aborto totalmente seguro y confidencial en una clínica tan privada como cara. Son las otras, las que viven en la pobreza, las que no tienen otra opción que someterse a una maternidad obligatoria o a un aborto riesgoso. Este es un asunto de justicia social…¿les suena todavía esa idea?

Nosotras, feministas e izquierdistas, anhelamos que la maternidad sea una experiencia gozosa y que hijos e hijas sean deseados, luchamos por la justicia social y aún confiamos en que izquierdas y feminismos pueden avanzar hacia el mismo horizonte ético – político. De todas maneras, entendemos que ustedes tienen derecho a tocar por dinero e incluso a hacer alianzas con la derecha ultra conservadora.



Atentamente, Coordinadora Feministas Jóvenes



Coordinadora Feministas Jóvenes
www.coordinadorafeminista.cl

lunes, 10 de diciembre de 2007

LA SUCESIÓN PRESIDENCIAL KIRCHNERISTA: El gobierno de Néstor: una épica del discurso que desmintieron los hechos


Con una imagen de consenso y hegemonía parecida a la que ostentaba Carlos Menem inmediatamente después de su reelección, el 14 de mayo de 1995, con cifras ciertamente positivas en las variables macroeconómicas –básicamente la del aumento del Producto Bruto Interno de algo más del 38 % y la del nivel de reservas del Banco Central- y con otras también pretendidamente positivas, aunque inasibles en sus alcances reales, en las variables sociales, Néstor Kirchner entrega hoy el gobierno a Cristina en una ceremonia de tono dinástico que cristaliza, también, un relato curiosamente épico de la destrucción, por cooptación, de unas cuantas organizaciones sociales, y del fortalecimiento del poder y las ganancias extraordinarias de un puñado concentrado de grupos económicos.

Repsol, Pan American Energy y otras empresas petroleras –algunas de sus socios Lorenzo Báez y Cristóbal López-, Techint y las grandes cerealeras forman parte de ese selecto grupo que encontró en el proyecto de Kirchner de “capitalismo serio” y de reconstrucción de la “burguesía nacional” el camino para desplazar al sistema financiero y a las demás privatizadas del núcleo más duro del poder económico.

La Federación de Tierra y Vivienda de Luis D’Elía; Barrios de Pie, ahora Libres del Sur, de Humberto Tumini y Jorge Ceballos; más de la mitad de la CTA que antes fue de Víctor De Gennaro y ahora comanda el aún más complaciente Hugo Yasky, están entre las más importantes de las organizaciones sociales que cambiaron la lucha y la construcción cotidianas por las cajas y los puestos institucionales.

Un descenso cierto de los índices de desempleo –aunque el rigor de la medición oficial merezca muchas objeciones- sustentado en el permiso de hecho para la generalización de contratos precarios y en negro y en un rígido control a la baja de las demandas salariales; una política de derechos humanos monumentalizante y centrada de manera excluyente en la dictadura, más algún discurso anti FMI y una política exterior más heterodoxa permitieron difundir aquel relato de tono épico.

El agitar de las campanas en Wall Street, el pago del total de la deuda al FMI, el crecimiento geométrico de los subsidios directos e indirectos del Estado a los grandes grupos económicos, el mantenimiento de los ejes históricos del sistema de distribución de la renta –sin tocar ni la esencia regresiva del sistema tributario ni la relación ganancias-costos laborales de las empresas- y los pactos con los más tradicionales y corruptos aparatos político-partidarios como estructura de sustento de su gobierno desmintieron el relato.Mucho más, todavía, la estrategia de “represión acotada” con la que el gobierno de Néstor Kirchner, junto con casi todos los poderes provinciales, enfrentó los niveles persistentes de protesta social y organización independiente de trabajadores ocupados, desocupados y sectores populares.

Ya es casi una confesión que la etapa de Cristina presidente dentro del proyecto kirchnerista pretende elaborar otro relato, más institucional y prolijo, que surgirá de los preacuerdos de aumentos de tarifas con las empresas de servicios, de las anticipadas “reglas claras” para aumentar el índice de inversión en algunos puntos del PBI, del pago de la deuda con el Club de París e incluso, ya empezó a rumorearse, de alguna compensación para los bonistas que no habían aceptado el quite en la renegociación de la deuda externa en mora. También de una “concertación social” que pretende enfriar las demandas salariales con acuerdos de largo plazo y “confiables” para los empresarios. Tal vez ese relato de la realidad resulte menos esquizofrénico que el de la etapa de Néstor.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Tras el referéndum: La Hora de las Críticas.



Estimados compañer@s subimos este extenso artículo con la intención de profundizar la reflexión acerca de lo acaecido en Venezuela el pasado fin de semana, para pensar el cómo la derrota electoral en el referéndum nos puede dar lecciones para seguir mirando hacia el futuro a todos quienes creemos y luchamos por la transformación social; buscando nuevos caminos, sin olvidar los senderos que ya recorrieron cientos de compañeros y compañeras desde que el mundo se hizo injusto y el hombre y la mujer se hicieron concientes.
Un abrazo y provecho
Raúl y Victoria



Alberto Montero Soler/Pascual Serrano
Rebelión

Más allá de golpes de pecho, atribuciones apresuradas de responsabilidades o denuncias desmedidas contra el Imperio y su capacidad de influencia en la realidad interna venezolana, el rechazo electoral de la reforma constitucional debería hacernos reflexionar, con un mínimo de distancia y objetividad, sobre alguna de las causas subyacentes que pudieran haberla provocado para tratar de evitar la reiteración de errores de cara al futuro.
Y ello es especialmente necesario porque los datos de la derrota electoral ponen algo muy evidente sobre la mesa: mientras que la oposición tan sólo ha aumentado su masa crítica en 100.000 votantes con respecto a las elecciones presidenciales de diciembre de 2006, por parte del chavismo han dejado de acudir a las urnas más de 3 millones de votantes.
Así que hablar de la desmedida campaña mediática de la oposición contra la reforma o de la injerencia interna de Estados Unidos en el proceso no es más que un recurso fácil para tratar de calmar conciencias a través del autoengaño: el aparato mediático y su dinámica de funcionamiento siguen siendo los mismos que en anteriores plebiscitos; por no hablar de la influencia norteamericana. Y la incidencia conjunta de ambos factores sólo han aportado ese mínimo crecimiento del voto opositor.
Las causas, entonces, habrá que buscarlas en otros lugares más distantes de ese recurso fácil en el que se ha convertido la teoría de la conspiración para quienes se niegan a ver la realidad que les circunda o para quienes no quieren asumir la responsabilidad que les corresponde.
En este sentido, este artículo no pretende ser un catálogo exhaustivo de ellas. Pero, aún a riesgo de dejar algunas en el tintero, creemos necesario poner al menos éstas en negro sobre blanco en unos momentos en los que, si de algo necesita el proceso venezolano, es de autocrítica desde la más absoluta lealtad.
Una reforma adelantada a su tiempo
Uno de los elementos que no puede hurtarse al debate en estos momento es hasta qué punto la reforma constitucional llegaba en el momento adecuado o, por el contrario, era demasiada precipitada dadas las condiciones objetivas y subjetivas en Venezuela.
Las opiniones al respecto son de todo tipo y recurren a las fuentes históricas más diversas y a los autores de más lustre para justificar las correspondientes posiciones. En cualquier caso, parece que un proceso revolucionario tan sui géneris como el venezolano que no implica una ruptura radical con el régimen anterior sino que se va construyendo día a día, en una tensión dialéctica permanente entre sus aspiraciones socialistas y su cotidianeidad capitalista, no puede ser analizado en términos miméticos y buscando todas las analogías posibles con otros procesos de transformación social que lo han precedido en el tiempo.
Resulta del todo punto descabellado pretender que el socialismo, aunque sea el del siglo XXI, se puede construir por la vía de su mera declaración en un texto constitucional cuando la realidad, por otra parte, se aleja tanto de la praxis socialista. Ante este error estratégico es lógico que las bases hayan optado, en el mejor de los casos, por el escepticismo; tanto más cuanto su participación, en una democracia que se declara participativa, se ha limitado a demandar su refrendo a través del voto, como en la más vulgar de las democracias representativas burguesas. Pretender imponer el socialismo desde arriba -al tiempo en que se desestiman los mecanismos utilizados en el siglo XX para tal fin- se ha encontrado con el rechazo de quienes durante los últimos años han escuchado hasta la saciedad que su participación a todos los niveles es un requisito imprescindible para transformar la realidad.
De modo que es comprensible la actitud de aquellos chavistas que no fueron a votar, aún deseando la transición de Venezuela hacia el socialismo y respetando la figura de Chávez como líder carismático capaz de ejecutarla.
Esa transición no puede acontecer de otra manera que mediante la activación de la voluntad popular a través de una Asamblea Constituyente que entre a reformar el texto constitucional. Sólo entonces la vía será jurídicamente la adecuada (porque así queda sancionado en la Constitución de 1999) y estratégicamente la conveniente. Sólo entonces el paso de la transición hacia el socialismo gozará de la legitimidad y fuerza necesaria para convertirse en una realidad. Mientras tanto, las posibilidades de construcción de un entramado normativo que facilite y profundice los cambios hacia el socialismo son perfectamente viables dentro del actual texto constitucional y, precisamente por ello, no debiera entenderse la derrota electoral como un freno en el proceso de transformación social sino, tan sólo, la postergación de su sanción más elevada hasta un momento en el que la conciencia colectiva se encuentre más identificada con la idea socialista.
De ahí se deriva, además, otro de los errores que creemos importantes en el planteamiento de la reforma desde su origen: la falta de valentía para deslindar el tema de la reelección presidencial del resto de cuestiones, de mayor calado, contenidas en la misma.
Primero, porque indica una precipitación innecesaria dado que podía haberse retrasado en el tiempo, aunque siempre dentro de este mandato presidencial, hasta que el contexto social para los cambios normativos que se planteaban para profundizar en el socialismo hubieran estado un poco más maduros.
Y, segundo, porque en ese caso sí que no era necesaria la activación de una Asamblea Constituyente y había un clima de opinión muy favorable al respecto como indicaban todos los sondeos, es decir, hubiera bastado con convocar, como se ha hecho, un referéndum para esa única cuestión. El que se haya tratado de revestir algo que de por sí ya era importante, como es la supresión de la limitación a la posibilidad de reelección, con algo que, sin duda, es mucho más importante porque trasciende la figura del líder y afecta al propio proceso, ha sido un error táctico que ha tenido como coste el que ambas propuestas hayan sido rechazadas.
Un partido unido entre quiénes y para qué

Dentro de los elementos de reflexión tampoco debemos dejar de lado preguntarnos acerca de dónde estaban el día 2 de diciembre los más de 5 millones de militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela. Porque de la respuesta a esa pregunta se pueden derivar consecuencias no del todo agradables de asumir.
Así, votaron a favor del SI menos personas (4.379.392 para el primer bloque y 4.335.136 para el segundo) que aspirantes a militantes (5.200.000) tiene el nuevo partido liderado por Chávez, el Partido Socialista Unido de Venezuela. Sospechoso eso de que supuestos militantes después ni siquiera apoyen a su partido en las urnas. A lo que hay que añadir el preocupante dato de que el 44,11 por ciento de los venezolanos no se molestase en votar y que tiene su contrapunto en las votaciones en Cuba, donde más del noventa por cien de los ciudadanos van a las urnas.
Y ello es preocupante, de entrada, porque si hubieran votado todos, disciplinadamente, no se hubiera perdido la reforma constitucional y se entiende que los militantes de ese partido estaban a favor de ella.
Y, de salida, porque entonces la pregunta que cabe hacerse es si en lugar de convertirse en la vanguardia política del proceso de transformación, el propio PSUV, y, consiguientemente, la inscripción en el mismo, no estarán siendo vistos por muchos de sus militantes como un mecanismo clientelar que refuerza la posibilidades de acceso a los beneficios de las Misiones o, en el peor de los casos, la permanencia en una estructura burocrática del Estado sobredimensionada y manifiestamente ineficiente.
Algo de ello tiene que haber en el ambiente cuando la primera estructura de la que se ha dotado el partido es, sorprendentemente, de un tribunal disciplinario con objeto de poner coto a esa utilización interesada del partido.
En cualquier caso, no estaría de más comenzar un proceso de reflexión acerca de los vínculos espurios que pudieran estar estableciéndose entre el partido y el Estado, generadores de estructuras clientelares radicalmente contrarias a cualquier proceso de transformación hacia el socialismo y utilizadas, por muchos, para acceder a los recursos públicos o a los resortes del poder. Y, tras dicho proceso, comenzar una purga enérgica de todos aquellos militantes que pudieran estar utilizando al partido y las posibilidades que les abre para sus fines particulares.

La corrupción sigue suelta
El término purga nos lleva de pleno a otro de los graves problemas que aquejan al proceso bolivariano y frente al que, a pesar del cansancio de la población y de la retórica enérgica del presidente Chávez al respecto, casi nada se ha hecho.
El problema no es otro que el de la corrupción que sigue campando por sus respetos en el país y que es percibida como una lacra por el pueblo, deteriorando, de paso, la credibilidad del gobierno para acometer su erradicación. Una credibilidad que difícilmente puede mostrar cuando en ningún momento ha habido una política decidida de lucha contra la misma o cuando determinadas medidas aprobadas e implementadas en otros ámbitos con éxito, como es el caso de las más que necesarias Misiones, se convierten en focos de corrupción al amparo de la falta de transparencia presupuestaria con la que se rigen.
Y, aunque por supuesto que no se puede decir que la corrupción en la actualidad sea mayor que en los periodos anteriores a la presidencia de Chávez, sí es cierto que se mantienen igual los procesos abiertos contra gerentes y dirigentes políticos, o sea, bajo mínimos.
En ese contexto, plantear la constitucionalización de las Misiones en lugar de una reforma de la Administración pública que no sólo acabara con la ineficiente burocracia herededada de la IV República sino que también abrieran la Administración a la participación popular a todos los niveles, era una propuesta arriesgada que también ha encontrado muchos detractores en el camino. Sobre todo, porque no sólo constituye, como hemos señalado, un peligroso foco de corrupción sino porque supone la consolidación de una estructura paraestatal que en ningún caso sustituye a la existente y multiplica, en consecuencia, el gasto y la ineficiencia.
Las Misiones deben ser una terapia de choque y el futuro debe pasar necesariamente por la institucionalidad y un estado eficiente más que por la duplicación de estructuras estatales. En ese sentido, la consolidación de las Misiones a nivel constitucional suponía renunciar a que los correspondientes ministerios asuman sus obligaciones.
En cualquier caso, nada más lejos de nuestra intención que estigmatizar a la Misiones atribuyéndoles en exclusiva el monopolio de la corrupción y mucho menos teniendo en cuenta su tremenda aportación a la mejora de las condiciones de vida de las clases populares venezolanas.
Ese problema es un mal endémico que aqueja a gran parte del aparato estatal venezolano en todos sus niveles de gobierno y, en consecuencia, que debe ser atajado a partir de una política integral y radical. Sólo queríamos advertir de que, si bien la propia filosofía de las Misiones trasciende la lógica burocrática convencional de las políticas públicas y en ese sentido constituyen un avance importante, la ausencia de mecanismos de control presupuestario y la falta de transparencia en la gestión de los recursos públicos han acabado asociándolas a un nuevo foco de corrupción que empaña todo el éxito del que han gozado.

Las condiciones materiales son tan importantes como las ideológicas

Si las condiciones subjetivas para el cambio quizás no se encontraban aún maduras, la situación económica no era tan poco la más propicia. A pesar de que Venezuela se encuentra a la cabeza de América Latina en lo que a tasa de crecimiento económico se refiere y a que los esfuerzos redistributivos de la renta petrolera por parte del gobierno son encomiables existen determinados desequilibrios en la economía que se hace perentorio resolver, sobre todo aquellos que afectan a las condiciones de vida de las clases populares.
La escasez de determinados alimentos utilizada como arma política de manera reiterada por la oligarquía en los momentos previos a las citas electorales junto a la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, dada la persistente y elevada tasa de inflación, minan la capacidad de acceso de la población más desfavorecida a unos niveles de vida superiores.
Si el primer problema, el de la escasez provocada, es previsible por cuanto de repetitivo tiene la estrategia de la oposición, su solución debería constituirse en una prioridad del gobierno cuando se avecinan consultas electorales. Y así, aunque es verdad que existen sectores empresariales que acaparan productos de primera necesidad para boicotear el proceso venezolano, no es aceptable que, más de tres años después de la creación de Mercal, un sistema estatal de distribución de alimentos entre los barrios más humildes, éste siga siendo incapaz de garantizar suministros tan básicos como la leche o el café por mucho boicoteo que haya de distribuidores o productores.
El segundo problema, el de la inflación, va adquiriendo una naturaleza endémica que, si bien en términos macroeconómicos no es preocupante, en términos particulares sí que lo es porque afecta en mayor proporción e intensidad a aquellos que menores instrumentos tienen a su disposición para prevenirse del encarecimiento de la cesta básica y que, en gran medida, son el gran pilar de la revolución.
Si el modelo de integración latinoamericana propuesto en el ALBA ha sido interiorizado y juzgado como beneficioso por las clases populares allí donde se aplica es, precisamente, porque ha traducido el tema de la integración económica y social en una realidad concreta y fácilmente perceptible para las mismas como son las mayores cuotas de bienestar que proporciona, por ejemplo, la asistencia sanitaria recibida al abrigo de la Misión Barrio Adentro.
Ésa, y no otra, es la lógica interiorizada por las clases populares en su apuesta y apoyo por la revolución: la de que necesariamente debe traducirse en mejoras materiales y un mayor bienestar. Todo lo que no sean hechos materiales al respecto es pura retórica que no sacia el hambre ni calma la sed y que, en consecuencia, acaban minando el apoyo al proceso de transformación social.
Si a ellos unimos los escasos avances en materia de creación de empleo, la persistencia en la informalidad de gran parte de la población activa, la carencia de una estrategia clara a medio y largo plazo acerca de cómo se quiere “sembrar el petróleo”, la resultante es que parte del rechazo a la reforma constitucional puede interpretarse también en clave de llamada de atención acerca de la necesidad de acometer reformas que, más allá de consagrar constitucionalmente al socialismo, faciliten cuanto antes unas condiciones de vida digna a toda la población.

¿Dónde estaba el Presidente cuando se le necesitaba?

Dado el contenido de la reforma, en la que al tiempo que abrían cauces para unos mayores niveles de participación popular se propugnaba una concentración de poderes muy significativa en la figura del presidente de la república, la figura de Chávez era singularmente relevante para defenderla.
De entrada, porque era él quien tomó la iniciativa de reforma constitucional y, por lo tanto, sobre su persona recaía un mayor grado de responsabilidad de cara a informar a la población de su contenido y a convencerla de su necesidad y de la importancia de votar a favor de la misma. Pero, además, porque difícilmente el pueblo admitiría una concentración de poderes tan importante en la figura de otro personaje que no fuera aquél que ha liderado el proceso de transformación desde sus inicios y cuya legitimidad transfería a la propia reforma.
De hecho, Chávez se encargó bien de separar los artículos de “su” propuesta inicial de los añadidos posteriormente en el trámite parlamentario lo que, de haberse aprobado la “suya” y no la de la Asamblea Nacional, la legitimidad de ésta, en cuanto institución representativa de la soberanía popular, hubiera quedado seriamente dañada. Afortunadamente para el caso ambas han sido rechazadas por una diferencia de apenas 40 mil votos, lo que no es políticamente significativo. Aunque esa distinción entre su articulado y los de la Asamblea Nacional sí deberían inducir a la reflexión acerca de la posibilidad de que el líder del proceso permita o no la consolidación de responsabilidades políticas distintas a la suya propia y que gocen de una legitimidad no permanentemente cuestionada. No olvidemos que una de las cualidades del líder es también la de saber rodearse de competentes y valiosos.
Lo que sí resulta relevante desde el punto de vista político es la tremenda desinformación que ha rodeado la propuesta. El escaso esfuerzo mediático desarrollado para explicarla y defenderla ha sido fácilmente sobrepasado por la ofensiva intoxicadora de los medios de comunicación de la oposición, mucho más agresivos en su intento por hacerla aparecer como lo que no era y, por lo tanto, con mucho mayor éxito si no en atraer a los indecisos hacia su terreno sí, al menos, en sembrar la duda entre quienes, aún en las filas del chavismo, no estaban seguros acerca de lo que efectivamente iban votar.
A ello se le une el hecho de que el Presidente, en pleno proceso electoral, se ausentara del país por más de una semana para acudir a Chile y, seguidamente, a Arabia Saudí, Irán, Francia, Portugal y Cuba.
Que, además, esa ausencia estuviera marcada por el conflicto con España durante la Cumbre Iberoamericana en donde volvió a utilizar un foro internacional para hacer política nacional y generar, con ello, una tensión innecesaria entre el resto de países latinoamericanos que podrían ser sus socios estratégicos en el proceso de integración del hemisferio.
Y, por último, y con el fin de mantener vivo el conflicto que él entendía propicio a sus fines de cara al referéndum, que a su retorno se anunciara en reiteradas ocasiones una posible nacionalización de los bancos españoles en Venezuela que, si bien sirven para granjearse la simpatía de las clases populares que, evidentemente, carecen de fondos depositados en esos bancos, sí que pudieron asustar sin fundamento alguno a sectores de las clases medias afines al proceso pero, también y lógicamente, celosos de sus modestos ahorros.
Con lo cual la resultante ha sido un conflicto abierto con España cuya opinión pública, desde entonces, no cesa de acusarlo de dictador, totalitario y varias lindezas más de ese tenor. El malestar de gran parte de países latinoamericanos por el referido enfrentamiento les obligó a posicionarse del lado de España cuando podían haber estado junto a Nicaragua y Venezuela en su denuncia de las tropelías de las transnacionales españolas. El saldo, como puede apreciarse, no resulta demasiado positivo.

Y los medios de comunicación oficial tampoco ayudan mucho

Por otro lado, y tal y como señalamos al comienzo de este artículo, el discurso de la dictadura mediática de la oposición en el panorama interior de Venezuela tiene cada vez menos validez. Tal vez pueda ser una razón para Bolivia, Ecuador o en Europa y Estados Unidos para explicar los procesos latinoamericanos, pero Venezuela tiene ya cuatro cadenas de televisión públicas que emiten en abierto: VTV, Vive TV, TeVes y Telesur; decenas de radios comunitarias y todos los medios escritos que son capaces de hacer. Quizás va siendo hora de pedir cuentas a todos esos medios de comunicación de su ineficiencia para tomar las riendas de la difusión de información sobre la revolución bolivariana. ¿Por qué no hay un buen periódico que explique la revolución bolivariana? ¿Por qué la mejor página web sigue siendo la misma que hace cuatro años, Aporrea, y apenas sirve para explicar el proceso fuera de Venezuela, aunque ahora esté siendo, una vez más, el mejor ejemplo de debate público? Es hora de preguntarse por la audiencia que tienen las cuatro televisiones y su diligencia a la hora de contar la realidad venezolana y del mundo.
Pongamos un ejemplo que es singularmente ilustrativo de la ineficiencia y falta de criterio de los medios oficiales. La noche electoral éramos muchos los que pretendíamos seguir la información a través de esas televisiones por Internet. La emisión online de VTV estaba colapsada, Tves prácticamente no tiene web y tampoco tiene informativos, en Vive TV había una tertulia que no tenía relación con el referéndum y en Telesur, un reportaje sobre Colombia y analistas en el estudio que no decían nada que no pudieran haber dicho una semana antes. Todas las personas que consultamos nos han indicado que, al igual que nosotros, tuvieron que seguir la información por la web de Globovisión, donde transmitían la emisión en directo en condiciones técnicas perfectas y con enviados por todo el país que informaban -o desinformaban-, pero a pie de la calle.
Igualmente, hay que destacar errores de comunicación gravísimos en relación con todo lo que ha rodeado el debate en torno a la reforma constitucional. No se puede denunciar la interceptación de un correo entre el embajador estadounidense y el director de la CIA, donde se revela un plan de desestabilización en un programa político en clave de humor para incondicionales como es La Hojilla. Un documento de esa trascendencia debe ir acompañado de una rueda de prensa del presidente denunciando la conspiración, de otra forma nadie que no sea simpatizante del chavismo se lo tomará en serio, que es lo que sucedió.
También es triste que el medio venezolano que mejor explicara al mundo el tiroteo con los estudiantes en la Universidad central de Venezuela (UCV), tan utilizado y manipulado contra la revolución, haya sido la radio YVKE Mundial, que ni siquiera tiene dominio de Internet propio.
Finalmente, la rueda de prensa del presidente del día anterior al referéndum también merece algún comentario. Al haberla planteado en la jornada de reflexión no pudo hablar del tema que interesaba, es decir, explicar y defender los puntos de la reforma, de manera que se dedicó a refrescar todos sus frentes internacionales abiertos, algo que, precisamente un día antes de las votaciones, no era lo que más podía preocupar a los venezolanos. No sé puede intentar recurrir al liderazgo presidencial para defender una reforma si el presidente se encuentra dedicado a viajes de la OPEP, canjes humanitarios en Colombia y reyertas interoceánicas con orígenes de quinientos años.
A modo de excusatio final

Todo el análisis precedente no debe hacernos olvidar la miseria de los análisis internacionales que dicen que la victoria del NO es la prueba de que existe democracia en Venezuela, algo que no dirían si hubiese ganado el SI. Estamos ante una forma elegante de afirmar que sólo cuando pierde Chávez hay democracia.
Y, por otro lado, se nos podrá criticar que parece que sólo insistimos en nuestro análisis en destacar los elementos negativos de este proceso, silenciando sus logros y esperanzas, pero es que intentar detectar los errores también debería ser un logro de la revolución y una esperanza para que puedan ser corregidos. Ese es y será siempre nuestro ánimo.


Alberto Montero Soler (amontero@uma.es) es profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga.Pascual Serrano (www.pascualserrano.net) es periodista.