Los desposeídos -la "gran bestia" del mundo- pueden provocar trastornos
y deben ser controlados en aras de lo que en la jerga técnica se denomina
"estabilidad", lo que significa subordinación a los dictámenes de los
amos. (Noam Chomsky)




“…Entonces el segundo payaso grande, que era sin lugar a dudas el más cómico, se acercó a la baranda que limitaba la pista, y Carlos lo vio junto a él, tan cerca que pudo distinguir la boca cansada del hombre bajo la risa pintada y fija del payaso. Por un instante el pobre diablo vio aquella carita
asombrada y le sonrió, de modo imperceptible, con sus labios verdaderos. Pero los otros tres habían concluido y el payaso más cómico se unió a los demás en los porrazos y saltos finales, y todos aplaudieron, aun la madre de Carlos…”
(Fragmento de “Esa Boca”, 1955. Mario Benedetti.)


jueves, 24 de julio de 2008

Carta a los gobernantes y parlamentarios Europeos


Señores gobernantes
y parlamentarios Europeos.

Algunos de nuestros antepasados, pocos, muchos o todos, vinieron de Europa.
El mundo entero recibió con generosidad a los trabajadores de la Europa migrante.
Ahora, una nueva ley europea, dictada por la naciente crisis económica, castiga como crimen la libre circulación de las personas, que es un derecho consagrado por la legislación internacional desde hace ya unos cuantos años.
Esto nada tiene de raro, porque desde siempre los trabajadores extranjeros son los chivos emisarios de las crisis de un sistema que los usa mientras los necesita y luego los arroja al tarro de la basura.
Nada tiene de raro, pero mucho tiene de infame.
La amnesia, nada inocente, impide que Europa recuerde que no sería Europa sin la mano de obra barata venida de afuera y sin los servicios que el mundo entero le ha prestado: Europa no sería Europa sin la matanza de los indígenas de las Américas y sin la esclavitud de los hijos del África, por poner sólo un par de ejemplos de esos olvidos.
Europa debería pedir perdón al mundo, o por lo menos darle las gracias, en lugar de consagrar por ley la cacería y el castigo de los trabajadores que a su suelo llegan corridos por el hambre y las guerras que los amos del mundo les regalan.

Desde el continente americano, julio de 2008,

Atenciosamente


Argentina

Adolfo Pérez Esquivel - Premio Nobel de la Paz
Atilio Boron, escritor
Hebe Bonafini, madres de plaza de mayo
Osvaldo Bayer - Escritor
Hermana Martha Pelloni - Derechos Humanos
Diana Maffía - Filósofa feminista
Rally Barrionuevo – Cantautor
Claudia Korol, periodista, Clacso

BOLIVIA

Eduardo Paz, professor universitario
Humberto Claure Quezada. Ingeniero, editor revista Pátria grande

BRASIL

Augusto Boal, teatrólogo
Afrânio Mendes Catani, professor USP
Candido Grzyboswki, sociólogo, IBASE e FSM
Chico Withaker, sociólogo, FSM
Emilia Vioti da Costa, historiadora,
Elias de Sá Lima, engenheiro
Gaudêncio Frigotto, educador
Heloisa Fernandes, socióloga, ENFF
Jean Pierre Leroy, ambientalista, FASE
Jean Marc Von der Weid, economista agrícola, ASPTA
Joao Pedro Stedile, ativista social, MST.
Mario Maestri, historiador,
Pedro Casaldaliga, bispo , poeta
Renée France de Carvalho, militante internacionalista
Rita Laura Segato, antropóloga, UNB
Vânia Bambirra, economista.
Vito Gianotti, jornalista

Canadá

Naomi Kleim, perodista, escritora,autora de "No Logo,"
Pat Mooney, pesquisadora de tecnologiasMichael A. Lebowitz, profesor, Simon Fraser University

CHILE

Cosme Caracciolo, Conf. Nac. de Pescadores Artesanales de Chile, Luis Conejeros, presidente del Colegio de Periodistas de Chile, Marco Enríquez-Ominami, diputado, Manuel Cabieses, director de la revista Punto Final,
Marta Harnecker, sociologa, escritoraManuel Holzapfel, periodista, Ernesto Carmona, consejero nacional del Colegio de Periodistas de Chile,Paul Walder, profesor universitarioy periodista, Pedro Lemebel, escritor, Flora Martínez, enfermera,
Alberto Espinoza, abogado,
Tomas Hirsch,Vocero del Humanismo para Latinoamerica

CUBA

Aleida Guevarra, medica pediatra.
Joel Suárez Rodes, Centro memorial Dr.MArtin Luther King,

ECUADOR

Alberto Acosta, economista, asambleísta constituyenteCarolina Portaluppi, escritoraJuan Meriguet Martínez, comunicadorPavel Égüez, artista plásticoHanne Holst, feministaLuigi Stornaiolo, artista plásticoOsvaldo Leon, periodista, ALAI
Verónica León-Burch, videasta

ESTADOS UNIDOS

Saul Landau, cineasta,
Norman Solomon, periodista,
Susanna Hecht, profesora de UCLA,
Richard Levins, profesor de Harvard,
Noam Chomsky, profesor de MIT,
Peter Rosset, investigador,
Fernando Coronil, Historiador e antroologo, Universidad Nueva York
Mario Montalbetti, liguista e Poeta
John Vandermeer, profesor de la Universidad de Michigan

HAITI

Jean Casimir ,antropologo, escritor.
Camille Chammers, economista.

MEXICO

Subcomandante Insurgente Marcos, ciudadano del mundo en Mexico
Ana Esther Cecena, economista, investigadora Unam
Felipe Iñiguez Pérez,
Maria. De Jesús González Galaviz,
Pablo Gonzalez Casanova, sociólogo,
Luis Hernández Navarro, periodista de La Jornada,
Beatriz Aurora, artista mexicana-chilena,
Victor Quintana, diputado estatal y dirigente campesino,
Raquel Sosa, escritora, professora da UNAM
Rodolfo Stavenhagen, relator da ONU para direitos indigenas
Silvia Ribeira, investigadora,

NICARAGUA

Carlos Mejia Godoy, cantautor (compositor y cantor)
Ernesto Cardenal, Poeta, escritor e sacerdote
Gioconda Belli, poetisa e escritora
Luis Enrique Mejia Godoy, cantautor ,
Mónica Baltodano, diputada, ex-comandante sandinista.
Dora Maria Tellez, ex- comandante sandinista
Sergio Ramirez Mercado, escritor.

PARAGUAY

Fernando Lugo, obispo em licencia, Presidente electo de Paraguay
Marcial Gilberto Congon, pedagogo popular
Ricardo Canesse, ingeniero, parlamentar Parlasur.

PERU

Aníbal Quijano, sociólogo, escritor
Carmen Pimentel, Psicóloga, escritora
Carmen Lora, Universidad católica de Peru
Mirko Lauer, poeta, ensaysta
Rolando Ames, cientifico social, escritor.

URUGUAI

Eduardo Galeano, escritor
Antonio Elias, economista, SEPLA

VENEZUELA
Maximilien Arvelaiz, diplomata,

martes, 8 de julio de 2008

Todos contra las FARC


por: Raúl H. Contreras Román


Todos contra las FARC parece ser el lema de hoy. De izquierda a derecha la unánime voz clama por la deposición de las armas.

Grandes genios, especialistas en la teoría de táctica y estrategia y en el análisis de coyuntura, justo hoy; frente a esta alianza político-medíatica de las izquierdas descafeinadas y las derechas fortalecidas, descubren que la lucha armada no es el camino para transformación social en estos tiempos.
Sucede que no hace muy poco tiempo gran parte de esa izquierda saludaba a Manuel Marulanda, Tirofijo, tras su muerte. Lo contradictorio es que esa figura no era homenajeada por la claridad, que hoy se arrogan los mencionados genios, para distinguir el momento correcto para la lucha armada; lo que se reconocía era su consecuencia, su temperamento, y su capacidad política y militar; para estar al frente de la guerrilla activa más antigua del continente y para justamente hacer lo que hoy se condena, mantenrse al píe del cañón.
¿Qué habrá pasado? Será que la muerte de Reyes y Marulanda, libró de ataduras y compromisos a aquellos genios que hoy hablan libremente. Aquellos que junto con librarse del compromiso político se sienten librados, y esto es lo más grave, del peso de la historia.
Los anacrónicos análisis que inundan la red, al olvidar la historia de las FARC y del conflicto en Colombia, comenten el grave error de hacer propuestas que en lo sucesivo, como ha demostrado la historia del continente, no lograrán la paz ni la democracia.
Evidentemente que el mantener rehenes es cuestionable y está lejos del ideal del socialismo. No obstante, aquella práctica no es nueva en las FARC. No empezó con Ingrid Betancourt. Por ello es lógico preguntar qué dijeron, aquellos que hoy tan libremente opinan, en esos tiempos ¿dónde estaban todas esas voces para condenar en el momento preciso aquella práctica?

Por otra parte, qué dijo toda esa derecha oportunista, hoy paladín de los derechos humanos, antes de Ingrid; ¿acaso es el momento de reconocer que algunos humanos tienen más derechos humanos que otros?
Nuestros queridos compañeros intelectuales hoy con sus textos políticamente correctos, comenten el error de condenar, a causa de aquellos cuestionables actos, más que a las FARC a una forma de lucha que no es antojadiza, sino que es la expresión máxima de la lucha de clases. Al condenar a priori y al ponerse "humanitariamente" en el lugar de las victimas, se olvida contextualizar. Decir por ejemplo que en Colombia se vive una guerra desde la emergencia de la guerrilla liberal, después del asesinato en 1948 de Jorge Eliécer Gaitán, y en especial a partir del golpe de estado de 1953, en que un grupo de guerrilleros; en vista de las condiciones políticas de represión y de ausencia de cambios sustantivos en el campo de Colombia, decidió no deponer las armas y no acogerse a la amnistía ofrecida por el golpista Rojas Pinilla. Ese grupo de campesinos y campesinas, en 1964 comenzó a llamarse Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, y se propuso la revolución socialista como el objetivo de su lucha.
Al omitir la necesaria contextualización se deja el terreno abierto para que la derecha patronal y la elite narco; dueña de los medios de comunicación, de gran parte de la burocracia y del presidente de Colombia; muestre al mundo a las FARC como un ente esquizofrénico que lucha con enemigos que desaparecieron después que cayó el muro. Deja el espacio para que nos hagan creer que en Colombia no hay paz a causa de la guerrilla, cuando de verdad sabemos que son los intereses de los latifundistas locales y del imperialismo yanqui lo que genera la violencia. Cuando sabemos que es la pobreza de los campesinos, cuando sabemos que son los ataques de paramilitares a los indígenas, que por ellos y por el ejercito de Colombia, son denominados “indios rojos”. Cuando sabemos que es el narcotráfico de las grandes esferas, aquel que mueve sus influencias desde los palacios de las ciudades, para enviar sin trabas su mercancía a los sedientos consumidores del primer mundo, lo que genera la violencia.
Finalmente si el camino fuera deponer las armas, sería bueno recordar las muchas experiencias en que los campesinos latinoamericanos optaron por los tratados de paz. Por aquella paz que nunca llegó, la que nunca se llevó la pobreza, la que nunca trajo a los muertos ni a los refugiados de vuelta, la que nunca condenó a los asesinos. Después de aquellos tratados de paz se comprendió la lección que hoy olvidan los intelectuales "contra las FARC", que nos enseñó que las armas del pueblo no son las causantes de la violencia, sino que son la bandera que éste levanta como única forma de construir la paz y la igualdad, cuando se les quiere despojar hasta de su derecho a tener futuro.
Estimados intelectuales pregúntenle a los campesinos y campesinas de Guatemala o a los del Salvador cual es el camino…

domingo, 6 de julio de 2008

Collar de historias


por: Eduardo Galeano,
Discurso de agradecimiento
al título de primer Ciudadano Ilustre del Mercosur.
3 de julio 2008. Montevideo


Nuestra región es el reino de las paradojas.
Brasil, pongamos por caso: paradójicamente, el Aleijadinho, el hombre más feo del Brasil, creó las más altas hermosuras del arte de la época colonial; paradójicamente, Garrincha, arruinado desde la infancia por la miseria y la poliomelitis, nacido para la desdicha, fue el jugador que más alegría ofreció en toda la historia del fútbol; y paradójicamente, ya ha cumplido cien años de edad Oscar Niemeyer, que es el más nuevo de los arquitectos y el más joven de los brasileños. *** O pongamos por caso, Bolivia: en 1978, cinco mujeres voltearon una dictadura militar. Paradójicamente, toda Bolivia se burló de ellas cuando iniciaron su huelga de hambre. Paradójicamente, toda Bolivia terminó ayunando con ellas, hasta que la dictadura cayó. Yo había conocido a una de esas cinco porfiadas, Domitila Barrios, en el pueblo minero de Llallagua. En una asamblea de obreros de las minas, todos hombres, ella se había alzado y había hecho callar a todos. -Quiero decirles estito –había dicho-. Nuestro enemigo principal no es el imperialismo, ni la burguesía, ni la burocracia. Nuestro enemigo principal es el miedo, y lo llevamos adentro. Y años después, reencontré a Domitila en Estocolmo. La habían echado de Bolivia, y ella había marchado al exilio, con sus siete hijos. Domitila estaba muy agradecida de la solidaridad de los suecos, y les admiraba la libertad, pero ellos le daban pena, tan solitos que estaban, bebiendo solos, comiendo solos, hablando solos. Y les daba consejos: -No sean bobos –les decía-. Júntense. Nosotros, allá en Bolivia, nos juntamos. Aunque sea para pelearnos, nos juntamos. *** Y cuánta razón tenía. Porque, digo yo: ¿existen los dientes, si no se juntan en la boca? ¿Existen los dedos, si no se juntan en la mano?
Juntarnos: y no sólo para defender el precio de nuestros productos, sino también, y sobre todo, para defender el valor de nuestros derechos. Bien juntos están, aunque de vez en cuando simulen riñas y disputas, los pocos países ricos que ejercen la arrogancia sobre todos los demás. Su riqueza come pobreza, y su arrogancia come miedo. Hace bien poquito, pongamos por caso, Europa aprobó la ley que convierte a los inmigrantes en criminales. Paradoja de paradojas: Europa, que durante siglos ha invadido el mundo, cierra la puerta en las narices de los invadidos, cuando le retribuyen la visita. Y esa ley se ha promulgado con una asombrosa impunidad, que resultaría inexplicable si no estuviéramos acostumbrados a ser comidos y a vivir con miedo.
Miedo de vivir, miedo de decir, miedo de ser. Esta región nuestra forma parte de una América Latina organizada para el divorcio de sus partes, para el odio mutuo y la mutua ignorancia. Pero sólo siendo juntos seremos capaces de descubrir lo que podemos ser, contra una tradición que nos ha amaestrado para el miedo y la resignación y la soledad y que cada día nos enseña a desquerernos, a escupir al espejo, a copiar en lugar de crear. *** Todo a lo largo de la primera mitad del siglo diecinueve, un venezolano llamado Simón Rodríguez anduvo por los caminos de nuestra América, a lomo de mula, desafiando a los nuevos dueños del poder:
-Ustedes –clamaba don Simón-, ustedes que tanto imitan a los europeos, ¿por qué no les imitan lo más importante, que es la originalidad? Paradójicamente, era escuchado por nadie este hombre que tanto merecía ser escuchado. Paradójicamente, lo llamaban loco, porque cometía la cordura de creer que debemos pensar con nuestra propia cabeza, porque cometía la cordura de proponer una educación para todos y una América de todos, y decía que al que no sabe, cualquiera lo engaña y al que no tiene, cualquiera lo compra, y porque cometía la cordura de dudar de la independencia de nuestros países recién nacidos:
-No somos dueños de nosotros mismos –decía -. Somos independientes, pero no somos libres. *** Quince años después de la muerte del loco Rodríguez, Paraguay fue exterminado. El único país hispanoamericano de veras libre fue paradójicamente asesinado en nombre de la libertad. Paraguay no estaba preso en la jaula de la deuda externa, porque no debía un centavo a nadie, y no practicaba la mentirosa libertad de comercio, que nos imponía y nos impone una economía de importación y una cultura de impostación.
Paradójicamente, al cabo de cinco años de guerra feroz, entre tanta muerte sobrevivió el origen. Según la más antigua de sus tradiciones, los paraguayos habían nacido de la lengua que los nombró, y entre las ruinas humeantes sobrevivió esa lengua sagrada, la lengua primera, la lengua guaraní. Y en guaraní hablan todavía los paraguayos a la hora de la verdad, que es la hora del amor y del humor.
En guaraní, ñe'é significa palabra y también significa alma. Quien miente la palabra, traiciona el alma. Si te doy mi palabra, me doy. ***
Un siglo después de la guerra del Paraguay, un presidente de Chile dio su palabra, y se dio. Los aviones escupían bombas sobre el palacio de gobierno, también ametrallado por las tropas de tierra. Él había dicho: -Yo de aquí no salgo vivo. En la historia latinoamericana, es una frase frecuente. La han pronunciado unos cuantos presidentes que después han salido vivos, para seguir pronunciándola. Pero esa bala no mintió. La bala de Salvador Allende no mintió.
Paradójicamente, una de las principales avenidas de Santiago de Chile se llama, todavía, Once de Setiembre. Y no se llama así por las víctimas de las Torres Gemelas de Nueva York. No. Se llama así en homenaje a los verdugos de la democracia en Chile. Con todo respeto por ese país que amo, me atrevo a preguntar, por puro sentido común: ¿No sería hora de cambiarle el nombre? ¿No sería hora de llamarla Avenida Salvador Allende, en homenaje a la dignidad de la democracia y a la dignidad de la palabra? *** Y saltando la cordillera, me pregunto: ¿por qué será que el Che Guevara, el argentino más famoso de todos los tiempos, el más universal de los latinoamericanos, tiene la costumbre de seguir naciendo? Paradójicamente, cuanto más lo manipulan, cuanto más lo traicionan, más nace. Él es el más nacedor de todos. Y me pregunto: ¿No será porque él decía lo que pensaba, y hacía lo que decía? ¿No será que por eso sigue siendo tan extraordinario, en este mundo donde las palabras y los hechos muy rara vez se encuentran, y cuando se encuentran no se saludan, porque no se reconocen? *** Los mapas del alma no tienen fronteras, y yo soy patriota de varias patrias. Pero quiero culminar este viajecito por las tierras de la región, evocando a un hombre nacido, como yo, por aquí cerquita.
Paradójicamente, él murió hace un siglo y medio pero sigue siendo mi compatriota más peligroso. Tan peligroso es que la dictadura militar del Uruguay no pudo encontrar ni una sola frase suya que no fuera subversiva, y tuvo que decorar con fechas y nombres de batallas el mausoleo que erigió para ofender su memoria.
A él, que se negó a aceptar que nuestra patria grande se rompiera en pedazos; a él, que se negó a aceptar que la independencia de América fuera una emboscada contra sus hijos más pobres, a él, que fue el verdadero primer ciudadano ilustre de la región, dedico esta distinción, que recibo en su nombre. Y termino con palabras que le escribí hace algún tiempo: 1820, Paso del Boquerón. Sin volver la cabeza, usted se hunde en el exilio. Lo veo, lo estoy viendo: se desliza el Paraná con perezas de lagarto y allá se aleja flameando su poncho rotoso, al trote del caballo, y se pierde en la fronda. Usted no dice adiós a su tierra. Ella no se lo creería. O quizás usted no sabe, todavía, que se va para siempre. Se agrisa el paisaje. Usted se va, vencido, y su tierra se queda sin aliento. ¿Le devolverán la respiración los hijos que le nazcan, los amantes que le lleguen? Quienes de esa tierra broten, quienes en ella entren, ¿se harán dignos de tristeza tan honda? Su tierra. Nuestra tierra del sur. Usted le será muy necesario, don José. Cada vez que los codiciosos la lastimen y la humillen, cada vez que los tontos la crean muda o estéril, usted le hará falta. Porque usted, don José Artigas, general de los sencillos, es la mejor palabra que ella ha dicho.